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¿Qué es un tumor renal?

 

Al crecimiento anómalo tanto sólido como quístico (formado en su mayor parte por componente líquido) se le llama tumoración renal.

Dentro de las tumoraciones o masas renales encontramos dos tipos claramente diferenciados en su significado. Los tumores renales benignos, no cancerígenos, no requieren extirpación salvo por el riesgo de complicaciones o si no podemos asegurar al cien por cien que no son cáncer o tumores malignos, cuyo tratamiento inicial en la mayoría de los casos es la extirpación tumoral.

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¿Por qué aparece el cáncer renal?

 

El cáncer renal representa un 2-3 % de todos los canceres diagnosticados. Se han detectado factores de riesgo o favorecedores de la aparición de estos tumores como son:

  • Fumar, consumo excesivo de alcohol o la obesidad

  • Hipertensión arterial.

  • Antecedentes familiares y hereditarios de cáncer renal como la Enfermedad de Von Hippel Lindau o la Esclerosis tuberosa.

  • Enfermedades renales como la insuficiencia renal crónica o la Poliquistosis Renal.

¿Son todos los tumores renales iguales?

 

Como se ha dicho antes, existe una gran variedad de tumores renales tanto benignos como malignos.

Dentro de los malignos, el más frecuente  y estudiado es el carcinoma renal de células claras y suele referirse a él cuando hablamos de cáncer renal. Existen otros tipos de carcinomas renales malignos cuya diferenciación viene dada por su histología, es decir, el examen de las células tumorales al microscopio. Asi, podremos hablar de carcinoma papilar (tipo I o tipo II) o carcinoma cromófobo entre otros. La diferencia entre ellos radica en el pronóstico y en la efectividad a ciertos tratamientos complementarios.

Dentro de los tumores benignos, los más frecuentes son los angiomiolipomas o los oncocitomas. Los angiomiolipomas son claramente diferenciables de los carcinomas renales (malignos) por lo que puede ser que nuestro equipo médico le aconseje solo observación. Otras veces, puede que le aconsejen extirparlos aunque sean benignos por el riesgo de sangrado espontáneo.

Por otro lado, los oncocitomas son tumores prácticamente indistinguibles con las técnicas convencionales de los carcinomas de células renales por lo que muchas veces se optará por la extirpación de los mismos para su posterior análisis microscópico de confirmación.

¿Qué síntomas puedo tener?

 

La mayoría de los tumores renales, más de un 50%, se diagnostican casualmente durante el estudio de otras patologías abdominales. Solo un 6% de los casos se diagnostica por la triada clásica de hematuria (sangre en la orina), dolor en la fosa renal y masa abdominal palpable (triada clásica de Guyon).

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¿Cómo se diagnostica el cáncer renal?

Desgraciadamente no existe ningún análisis que pueda predecir la aparición de un cáncer renal por lo que la mayoría de diagnósticos se realizan durante el estudio de otras patologías abdominales.

La ecografía abdominal es la primera prueba diagnóstica del cáncer renal donde se puede observar la tumoración renal. Si existe alguna anomalía en la ecografía, esta se debe confirmar con la realización de una tomografía axial computarizada abdomino-pélvica con contraste o en caso de ser usted alérgico o estar contraindicada la administración de contraste yodado, se puede realizar una resonancia magnética renal.

Con estos estudios también se pueden ver características de la lesión  (como el tamaño y la localización del tumor) o su relación con el resto de estructuras abdominales (extensión tumoral) que serán de especial importancia a la hora de decir el tratamiento más adecuado.

En caso de duda diagnóstica o si optamos por realizar una terapia conservadora, se puede realizar una biopsia de la lesión renal.

¿Qué tratamientos existen?

 

El principal tratamiento para el cáncer renal es la extirpación del tumor con unos márgenes de seguridad (extirpación de la totalidad del tumor).

Uno de los factores más importantes a la hora de decidir el tratamiento es el tamaño de la lesión:

  • Tumor menor de 4cm: Se puede realizar una vigilancia activa con revisiones periódicas para evaluar su crecimiento.

  • Tumor mayor de 4cm y  menor de 7cm: Se debe extirpar la lesión pero le podrán plantear la cirugía conservadora de nefronas o la nefrectomía parcial que se trata de una cirugía en la que se permite extirpar toda la lesión con los márgenes de seguridad y conservar el resto de la glándula renal para continuar haciendo su función de filtrar la sangre.

  • Tumor mayor de 7cm: En la mayoría de los casos se le ofrecerá una nefrectomía total o extirpación total del riñón.

Desde el IBU estamos muy concienciados en la práctica de la cirugía segura y mínimamente invasiva, por ello, siempre que sea posible, le recomendaremos la cirugía conservadora y por el abordaje laparoscópico que ofrece menor estancia hospitalaria y menor afectación de la calidad de vida. Además, siempre que sea factible por el riesgo de sangrado, evitaremos el clampaje renal (cortar el riego sanguíneo del riñón) para evitar el daño renal que provoca la isquemia (falta de riego sanguíneo) renal.

Cartera de cirugías:

  • Ablación percutánea

  • Nefrectomía parcial laparoscópica sin isquemia o con isquemia

  • Nefrectomía radical laparoscópica y abierta.

  • Cirugía citorreductora.

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¿Existen tratamientos complementarios?

Este es probablemente el campo con más avances en los últimos tiempos en el tratamiento del cáncer renal avanzado.

Dependiendo de la extensión tumoral y en canceres renales avanzados, el tratamiento complementario que ha visto que mejora la supervivencia es principalmente la inmunoterapia.

Hay dos tipos principales de fármacos destinados al tratamiento del cáncer renal avanzado o metastásico (extendiéndose fuera de la glandula renal): los inhibidores de la tirosinquinasa (por sus siglas en ingles más conocidos como TKI’s) y los inhibidores de mTor. El mecanismo de estos fármacos consiste en disminuir los vasos sanguíneos que aportan sangre y nutrientes a las células tumorales con el fin de evitar que crezcan y se extiendan.

En los últimos años han aparecido varios fármacos nuevos, destinados a mejorar la supervicencia de estos pacientes, por lo que es un campo en continua evolución e investigación.

Desde el IBU, tenemos los conocimientos necesarios y constantemente actualizados como para que, en función de las características individualizadas de cada paciente, ofrecerles el tratamiento complementario más adecuado sin necesidad de derivarlo a otro especialista, ofreciendo así una atención más personalizada.

¿Y si tengo un tumor benigno?

Dependiendo del tamaño, localización y riesgo de sangrado, nuestro equipo de expertos puede aconsejarle extirparlo siguiendo los mismos principios que los tumores malignos. Muchos otros solo requerirán un seguimiento periódico en nuestras consultas.

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